El viernes una amiga compartio conmigo la historia del Principe Feliz de Oscar Wilde, me encanto, es una historia cortita, pero cuanto mensaje tiene.
Empece a leer el cuento de regreso a casa, y realmente quede encantada.
Todo lo que puede hacer un corazon bondadoso... aun cuando el corazon del principe feliz era de plomo,el era compasivo, y se desprendio de todo cuanto tenia para poder ayudar a los demas. Gracias a la ayuda de la pequeña golondrinita, pudo hacer mucho bien a otras personas.
Les paso un pequeño resumen, ojala se animen a leerlo:
En lo alto de una columna se alzaba la estatua de oro del Príncipe Feliz. Una golondrina solitaria decidió cobijarse entre los pies del Príncipe. Así nació entre ellos una amistad pura y generosa, capaz de cambiar la vida de los demás.
La dorada estatua, admirada por todos los habitantes de la ciudad que protege, se siente triste. ¿Cuál será el secreto de las lágrimas del Príncipe Feliz?
Quizá una golondrina de buen corazón, que sueña con visitar las Pirámides de Egipto, consiga hallar la respuesta, en este hermoso cuento, en el que están presentes toda la agudeza y la sensibilidad que han hecho inmortal la obra de su autor.
Esto me llevo a pensar en que Jesus tambien se desprendio de todo para morir por nosotros y salvarnos. El dio su vida, su sangre por cada uno de nosotros. Y hoy, nos pide que hablemos de el, que hablemos con El, que le demos tiempo.
Jesus quiere usarnos para poder alcanzar a otras personas,es mi deseo que Dios pueda llenar tu vida, de la misma manera en que esta llenando la mia!
domingo, 21 de septiembre de 2008
martes, 16 de septiembre de 2008
El pececito suicida
Hace unos dias tuvimos en el cole el Open Day, dia en el cual todos los alumnos muestran los trabajos que han venido realizando desde principios de año y ademas realizan un proyecto de ciencias.
En mi salon realizamos observaciones de animales, para lo cual pedi dos pececitos y un hamster. Ya se imaginaran el alboroto que causaron los animalitos en clase... era una locura diaria, todos alrededor tratando de agarrarlos,darles de comer, etc.
Finalmente, llego el dia en que las mascotas debian retornar a casa. Asi que alistamos a Jelly(hamster) y a los pececitos sin nombre. Todo iba de maravilla, cuando de pronto escuche un grito desesperado... ¡Miss!se me cayeron los peces!!!
Sali corriendo del salon y me encontre con los grandes ojos verdes de Renato, implorando por ayuda. Los peces estaban tirados en el piso intentando saltar, yo intentaba cogerlos para ponerlos a la pecera nuevamente, pero se me resbalaban de las manos, fueron los segundos mas estresantes de mi vida, viendo la carita de tristeza de mi pequeño. Tras varios intentos logre ponerlos de nuevo en su pecera.
Sin embargo, el lunes por la mañana nos dimos cuenta que lamentablemente solo uno de ellos sobrevivio a la caida.
Me puse a pensar que muchas veces somos asi, intentamos salir, buscar nuevos horizontes fuera de nuestras cuatro paredes, pero no siempre lo hacemos de la manera correcta. Nuestro impetu nos arrastra hasta llevarnos a lugares que no siempre son lo mejor para nosotros.
Con esto no quiero decir que no nos arriesguemos, porque el que no arriesga no gana, pero no olvidemos que nosotros a diferencia de este pececito tenemos a Jesus, el cual es nuestra mejor guia, y les aseguro, NO nos dejara caer.
Animemonos a saltar, pero siempre de manos de Jesus.
En mi salon realizamos observaciones de animales, para lo cual pedi dos pececitos y un hamster. Ya se imaginaran el alboroto que causaron los animalitos en clase... era una locura diaria, todos alrededor tratando de agarrarlos,darles de comer, etc.
Finalmente, llego el dia en que las mascotas debian retornar a casa. Asi que alistamos a Jelly(hamster) y a los pececitos sin nombre. Todo iba de maravilla, cuando de pronto escuche un grito desesperado... ¡Miss!se me cayeron los peces!!!
Sali corriendo del salon y me encontre con los grandes ojos verdes de Renato, implorando por ayuda. Los peces estaban tirados en el piso intentando saltar, yo intentaba cogerlos para ponerlos a la pecera nuevamente, pero se me resbalaban de las manos, fueron los segundos mas estresantes de mi vida, viendo la carita de tristeza de mi pequeño. Tras varios intentos logre ponerlos de nuevo en su pecera.
Sin embargo, el lunes por la mañana nos dimos cuenta que lamentablemente solo uno de ellos sobrevivio a la caida.
Me puse a pensar que muchas veces somos asi, intentamos salir, buscar nuevos horizontes fuera de nuestras cuatro paredes, pero no siempre lo hacemos de la manera correcta. Nuestro impetu nos arrastra hasta llevarnos a lugares que no siempre son lo mejor para nosotros.
Con esto no quiero decir que no nos arriesguemos, porque el que no arriesga no gana, pero no olvidemos que nosotros a diferencia de este pececito tenemos a Jesus, el cual es nuestra mejor guia, y les aseguro, NO nos dejara caer.
Animemonos a saltar, pero siempre de manos de Jesus.
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